El conflicto en Medio Oriente dio un nuevo salto de gravedad tras la confirmación de que el primer ministro de Yemen, Ahmed al-Rahawi, murió este domingo en un bombardeo israelí contra la capital Saná. De acuerdo con el comunicado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en el operativo también perdieron la vida varios ministros y asesores del gobierno hutí, mientras otros resultaron gravemente heridos.
La presidencia hutí reaccionó de inmediato con un mensaje desafiante: “El gobierno seguirá desempeñando sus funciones y las instituciones continuarán prestando servicios al pueblo”. Además, advirtieron que “la sangre de los caídos será el combustible para continuar por el mismo camino. Seguiremos apoyando a Gaza y fortaleciendo nuestras fuerzas”.
Desde Israel, la operación fue justificada bajo el argumento de que en las instalaciones atacadas se encontraban altos responsables militares hutíes, acusados de coordinar los recientes lanzamientos de misiles contra su territorio. Estos ataques se multiplicaron desde el inicio de la guerra en Gaza, lo que llevó a Tel Aviv a considerar a Yemen como un frente activo en la contienda regional.
La comunidad internacional sigue con creciente preocupación el recrudecimiento de la violencia. El asesinato de al-Rahawi se suma a la ofensiva israelí en Gaza, donde recientemente se declaró al enclave como “zona de combate”, lo que provocó la suspensión de la ayuda humanitaria y profundizó la crisis humanitaria en la Franja.
Organismos internacionales y países aliados advierten que la escalada puede extender la guerra más allá de las fronteras de Gaza, consolidando un escenario de inestabilidad regional.