La Corte Suprema de Brasil comenzó este martes a definir la condena del expresidente Jair Bolsonaro, en un juicio histórico que lo acusa de intentar subvertir el orden democrático tras su derrota electoral frente a Luiz Inácio Lula da Silva. Hasta ahora, dos de los cinco magistrados votaron a favor de sostener la condena propuesta por la Fiscalía, que podría implicar hasta 43 años de prisión.
El juez Alexandre de Moraes, relator de la causa, fue contundente: “Brasil casi volvió a una dictadura”, afirmó, al sostener que Bolsonaro encabezó una organización criminal con el objetivo de consumar un golpe de Estado.
El magistrado presentó un relato detallado de la trama golpista, que según él comenzó en 2021 y alcanzó su clímax en los ataques del 8 de enero de 2023 a las sedes de los tres poderes en Brasilia, una semana después de la asunción de Lula. Moraes también solicitó condenas para otros siete coacusados, incluidos exministros y altos mandos militares.
El juez Flávio Dino respaldó a Moraes, calificando a Bolsonaro como la “figura dominante” de la “organización criminal” y subrayando que los otros imputados tuvieron una participación menor.
Si se logra un voto más, se alcanzaría la mayoría simple necesaria para hacer efectiva la condena. Las penas serán debatidas en sesiones previstas hasta el viernes. Bolsonaro y los demás acusados no asistieron al tribunal; sus abogados argumentan que la ausencia del exmandatario, actualmente bajo arresto domiciliario, se debe a motivos de salud.
Los cargos incluyen intento de abolición del Estado democrático, golpe de Estado, asociación criminal armada, daño calificado y destrucción de patrimonio público. Entre las pruebas, los jueces citaron documentos, mensajes en redes sociales, declaraciones públicas y testimonios que señalan que Bolsonaro coordinaba las acciones desde el Palacio del Planalto. Según Moraes, se trató de una “verdadera organización criminal” operando desde el gobierno.
Además, la Fiscalía sostiene que los imputados incluso planearon asesinar al presidente electo, su vicepresidente Geraldo Alckmin y al propio juez Moraes, con el objetivo de perpetuar a Bolsonaro en el poder y forzar una intervención militar.
En respuesta, los aliados del expresidente cuestionan la decisión judicial: “Sin duda, ese texto de hoy fue escrito hace meses, tal vez años antes del juicio”, afirmó en X el senador Flávio Bolsonaro, hijo del acusado.
Mientras tanto, el bolsonarismo organiza su resistencia institucional. Legisladores ya trabajan en un proyecto de amnistía para Bolsonaro, respaldado por sectores del Congreso, y el gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas, aseguró que “hay votos de sobra” para impulsarlo.
El juicio también generó reacciones internacionales. El expresidente estadounidense Donald Trump expresó su apoyo a Bolsonaro y, acusando una “caza de brujas”, impuso aranceles a exportaciones brasileñas y sancionó a funcionarios como Moraes. Las autoridades brasileñas evalúan la posibilidad de futuras medidas ante estas presiones.