Según relataron desde el club, alguien se la había llevado aprovechando su mansedumbre, pero tras la viralización de su búsqueda, un amigo del hombre que la tenía en su poder decidió devolverla a sus dueños.
Pepa, una lora domesticada que suele volar por el barrio y reposar cerca del buffet del club, es famosa por recibir pedacitos de pan durante el tercer tiempo de los encuentros de fútbol. A pesar de la presencia de otras bandadas de loros en la zona norte, la mascota siempre elige quedarse en Km 27, regresando cada noche a la casa de sus dueños, golpeando la puerta o la ventana con su pico para entrar.
Marcelo Ojeda, jugador y colaborador del Club, expresó su alegría por el regreso de Pepa: “Todos estamos contentos, es parte de nuestra familia en la cancha y su vuelta nos llena de felicidad”.