La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó recientemente el uso del primer colirio para la presbicia, la pérdida natural de la visión cercana que afecta a personas a partir de los 40 años. La novedad promete independencia de los anteojos durante varias horas, pero especialistas advierten sobre sus posibles riesgos.
Horacio Freile, cirujano oftalmológico, explicó que el colirio funciona mediante pilocarpina al 1,25%, un parasimpaticomimético que provoca la contracción del iris, mejorando temporalmente el enfoque de cerca. Sin embargo, su uso puede generar tracción en la retina, provocando desgarros o, en casos extremos, desprendimiento de retina. Además, puede causar efectos secundarios menores como enrojecimiento ocular, ardor o cefaleas.
Freile agregó que el uso crónico del colirio puede afectar la dilatación natural de la pupila, complicando futuras cirugías de cataratas. A pesar de estos riesgos, los pacientes pueden experimentar una mejora inmediata, con efecto que dura entre 8 y 10 horas.
El especialista destacó que la presbicia no es una enfermedad, sino una condición fisiológica asociada al envejecimiento, y que existen otras alternativas de corrección visual, como lentes intraoculares trifocales o cirugías láser multifocales, cuyos costos pueden ser parcialmente reconocidos por algunas obras sociales.
En Estados Unidos, el colirio tiene un costo aproximado de 79 dólares por frasco, y todavía se desconoce cuándo estará disponible en Argentina ni su precio local. El debate en la comunidad oftalmológica continúa, sobre todo respecto a la seguridad del medicamento frente a métodos más consolidados.