En una entrevista íntima, el fundador de Radio del Mar y conductor de Nuestras Mañanas compartió la esencia de un oficio que marcó generaciones en Comodoro Rivadavia.
“Diez minutos antes de salir al aire ya tengo todo acomodado, me siento al micrófono y me entra la adrenalina”, relató, dejando en claro que la magia de la radio sigue intacta a pesar del paso de los años.
Hoy transmite desde su casa, un estudio convertido en refugio, donde la radio se mezcla con lo cotidiano. “Ahora hago el programa prácticamente en pijama”, contó entre risas, demostrando que la calidez y la cercanía no se pierden, sino que se transforman.
Ese vínculo íntimo con la audiencia es, para él, el secreto de su permanencia. “Le hablo a la gente como si estuviera en su cocina, me imagino que entré a tu casa (…) Ese es el estilo que más duró siempre”, reflexionó, subrayando que la radio no es solo un medio de comunicación, sino un puente de confianza y compañía.
Con 68 años ininterrumpidos de trayectoria, Carlos Omar no solo es una voz reconocida: es un símbolo de pertenencia. Su trabajo demuestra que la radio se reinventa, pero nunca pierde su esencia.
“Me siento frente al micrófono y me transformo”, insistió, emocionado. Y esa transformación sigue encendiendo las mañanas de miles de oyentes que lo acompañan cada día.