El Banco Nación anunció esta semana una reducción de su personal en alrededor de 2.000 empleados, regresando a un tamaño similar al que tenía hace quince años. La decisión también incluyó el cierre de varias sucursales: actualmente la red se redujo a 652 puntos de atención, frente a las 769 que operaban a fines del año pasado.
Según explicaron desde la entidad, la medida responde a la necesidad de optimizar la operación y mejorar la eficiencia, en un contexto donde la digitalización hace menos necesarias algunas sucursales, especialmente aquellas afectadas por impuestos locales elevados.
Algunos cierres ya se concretaron durante el año, incluyendo sucursales en La Matanza y Ramos Mejía, donde los costos operativos y tributarios dificultaban la viabilidad de los locales.
En términos financieros, el Banco Nación mantiene números positivos. Hasta septiembre de 2025, el margen operativo alcanzó los $521.400 millones, con un superávit trimestral de $82.900 millones. Los depósitos del sector privado crecieron 15,9 %, y la participación en préstamos al sector privado llegó al 17,2 %, mientras que la morosidad se mantiene baja, en torno al 2,1 %.
El banco ya había presentado su Plan Estratégico 2024‑2027, con objetivos claros de eficiencia y modernización. Los ahorros derivados de la optimización de sucursales podrían alcanzar $139 millones por mes. Además, la entidad sigue trabajando en la posibilidad de transformarse en sociedad anónima, aunque la medida está actualmente frenada por una cautelar que la institución planea apelar ante la Corte Suprema.
El presidente del banco, Daniel Tillard, destacó que estos cambios buscan fortalecer el crédito privado y apoyar a familias y PYMES, asegurando que la reorganización permitirá consolidar su rol como uno de los actores centrales del sistema financiero del país.