“Hola Diego, ¿te acordás de esto?”, comienza el texto, recordando aquel 13 de junio de 1982, cuando los soldados argentinos escuchaban por radio el debut mundialista de una joven promesa llamada Maradona, mientras en las islas se libraban las últimas horas de la guerra.
El veterano, Edgardo Esteban, repasa cómo, cuatro años después, los goles de Diego a Inglaterra en México ‘86 transformaron el dolor en arte y la derrota en orgullo nacional. “Fue una reparación emocional, una forma de justicia poética”, escribe, evocando al “barrilete cósmico” como símbolo de dignidad recuperada.
La carta destaca al ídolo no solo como futbolista, sino como símbolo de soberanía y voz del pueblo: “Para nosotros, vos malvinizaste desde el pueblo, no desde el poder. Tu legado demuestra que la malvinización también se construye desde el sentimiento, desde el fútbol como lenguaje nacional.”
El texto concluye con una poderosa reflexión: “Maradona y Malvinas son dos caras de una misma historia: la del dolor y la dignidad, la derrota y la resistencia. Porque malvinizar también es permitir que una gambeta diga lo que los fusiles callaron.”
En su cumpleaños, la carta recuerda a Maradona como lo que fue y sigue siendo para millones de argentinos: eterno, popular y nuestro.
Con información de Página 12