Mario Fernando Herrera comenzó a vender tortillas con chicharrón en la garita de colectivos frente a Petroquímica, en el kilómetro 8 de Comodoro Rivadavia, acompañado por su esposa e hijo. “Todos los días estamos desde las 7 hasta las 18:30, menos los domingos, que elegimos descansar un poco”, comenta Mario a Del Mar Digital.
A pesar de ser ciego, Mario se encarga de amasar la masa, mientras su esposa rellena las tortillas y su hijo se encarga de la venta en el portón de la Anónima. La perseverancia de la familia permitió consolidar una clientela fija que reconoce la dedicación diaria.
Originarios de Santiago del Estero, llegaron a Comodoro hace un año buscando mejores oportunidades. “Veníamos preocupados por la situación económica, pero siempre buscamos salir adelante. Elegimos Comodoro porque tenemos una hija aquí y el clima nos ayuda, a diferencia del calor del norte”, explica Mario.
El trabajo diario no ha sido fácil: Mario debe cuidar su salud debido a la diabetes, y el lugar donde venden actualmente es pequeño. Aun así, mantienen la esperanza de conseguir un espacio más amplio y continuar creciendo. “Tenemos horno, herramientas y materia prima; solo falta encontrar un espacio mejor. Pero seguimos trabajando, porque en Argentina quien quiere laburar, puede”, afirma.
La solidaridad de los vecinos también ha sido clave. “La gente nos da una mano, siempre hemos trabajado y nunca nos hemos quedado sin esfuerzo”, concluye Mario, demostrando que la constancia y el trabajo familiar superan cualquier obstáculo.